El otro día, curioseando, descubrí el trabajo del ilustrador chino Liu Ye. Sus primeras fuentes de inspiración fueron los cuentos de Andersen que su padre, escritor de libros para niños, escondía debajo de la cama al ser prohibidos en China. Posteriormente ha sido influenciado por pintores europeos como Magritte y Mondrian.
Figuras infantiles de caras redondeadas, dibujos aparentemente sencillos y de simplicidad infantil. Un estilo muy personal y sorprendentemente valorado en el mundo del arte ya que alguna de sus pinturas ha alcanzado el millón de dólares en subastas. Como dato curioso destacar su interés en el conejito Miffy al que ha dedicado varios de sus cuadros.