Marc Figueras sale por las mañanas de su casa de Gracia y se pone a hacer fotos, armado con su reflex puede llegar a tomar hasta 600 fotografías e intentando siempre que el protagonista no se de cuenta. Al final, al vivir en Barcelona fotografía muchas bicis para recrearse luego pintando los hierros, los neumáticos, los reflejos o los cables. Sus ciclistas siempre son chicas, porque reconoce que le llaman más la atención, y siempre de espaldas. Lo más curioso de todo es que de tanto pintar bicis ha pasado de moverse en moto a comprarse una bici plegable para desplazarse por la ciudad.