Dane y Chris Willemse Erwee querían vivir en una antigua granja pero en su camino se cruzó el arquitecto Henri Comrie y acabaron en un blanco cubo a los pies de la montaña en Sudáfrica.
Los materiales como el ladrillo, el metal y la madera conviven en armonía con la naturaleza. La casa es un pasillo de luz que no deja lugar a la oscuridad, con unas vistas impresionantes que a través de grandes ventanales forman parte de la decoración interior.