Esta casa se encuentra en Brooklyn, ¡punto para ella!, pero además, por lo que se puede ver en las fotos, parece muy cómoda. Es una casa abierta, en la que cocina y comedor comparten espacio, y las zonas de paso son muy amplias.
Recién reformada, han decidido conservar el ladrillo original de la casa en alguna de las paredes, han apostado por el blanco en la mayoría de ellas y aunque no le han dado importancia a los textiles, el resultado es una casa acogedora y sencilla.
La entrada o recibidor, comunicada directamente con el comedor, ha sido diferenciada con paredes y suelos distintos a los del resto del espacio.