Muchas veces pienso que deberíamos ser más humildes y ser conscientes de la suerte que tenemos, la visión positiva de la vida indudablemente nos la tiene que alargar. Afrontar los retos, las problemáticas del día a día se lleva mejor si lo vemos como un proyecto a resolver y de esa manera seremos más capaces de buscar soluciones. Es por ello que la arquitectura que os vamos a mostrar hoy nos ha gustado especialmente y no porque el fin de este proyecto sea ese, sino porque es la visión personal que nosotros le hemos dado.
El estudio de arquitectos Nikken Sekkei firma este proyecto que alberga la sede de una empresa de dulces japonesa, un restaurante, una cafetería y un banco. Unas oficinas formadas por dos edificios acristalados que están cobijados por mesas y sillas de gran tamaño (13 veces su tamaño original) en madera. Su lema: queremos que la gente pase tiempo con su familia en la mesa con dulces. Según el propio estudio: «En la era de las RRSS, en la que una sola foto puede capturar los corazones y las mentes, la imagen del edificio se convierte en el medio, atrae a las personas y crea experiencias para publicar en el mundo».
Lejos de esta filosofía le hemos querido dar a este proyecto nuestro propia interpretación.
El ser humano mengua ante las mesas y sillas sobredimensionadas. Se es más consciente de la inmensidad de todo lo que nos rodea y por lo tanto al reconocer nuestra insignificancia universal nos obliga a acercarnos más y a comprender mejor a quien convive a nuestro alrededor.
Miremos más hacia fuera para podernos mirar felizmente hacia dentro.
Para conocer más sobre el proyecto os vinculamos el artículo de Dezeen.