Esta sencillita casa pertenece a una pareja de jubilados que un día decidieron reformar su pequeña cabaña y prepararla para sus invitados.
Cuando se pusieron manos a la obra se dieron cuenta de que la estructura había quedado totalmente dañada bajo la acción de hormigas carpinteras.
Llegados a este punto contrataron a unos arquitectos y apostaron por un proyecto totalmente alejado de su idea inicial y más ambicioso de lo esperado.
Gray y Organschi, matrimonio de arquitectos encargados del proyecto se decantaron por una estructura tipo cobertizo con una cubierta inclinada, que quedó abierta en una parte para dar forma al tragaluz que demandaba la propietaria. La fachada suroeste la dejaron abierta al entorno mediante la colocación de grandes ventanas correderas de vidrio que permiten la integración total del interior con el exterior.
Dentro un espacio abierto y cálido gracias al protagonismo de la madera.