Paredes blancas para recibir obras de arte, mobiliario de los 50 junto a clásicos daneses y ausencia de colores vivos. El comedor se ha unido a la cocina mediante puertas correderas de cristal y metal. Y en la cocina el hormigón impone su presencia en dos islas en contraste con el predominio de la madera en el resto del apartamento. En el cuarto de baño, de nuevo, el hormigón en los lavabos, las paredes se forran de sencillos azulejos blancos. Aunque aparentemente parece una casa seria y formal dos obras de arte aportan humor y osadía, son la pared de ladrillo rojo de André Komatsu y los escudos antidisturbios de policía de Ahmet Ogut que hacen de puerta en el salón. Otro punto algo estrafalario es el hueco abierto en la pared que comunica el salón con la sala de estar, al no llegar hasta el suelo queda enmarcado en la pared como si de un espejo o un cuadro se tratara.
Foto: Fran Parente
Fuente: Yatzer