Analicemos y disfrutemos hoy de esta bonita casa situada en Amsterdam.
La base, como casi siempre, es el color blanco, combinado con el gris en suelo y paredes, de nuevo el gris pero esta vez metalizado en las tuberías vistas del techo y en la cocina, y con la madera en varias de las piezas del mobiliario. Todo esto en un espacio único con pequeñas paredes a modo de división, ni una puerta.
A partir de ahí, han ido añadiendo color y personalidad con flores, pequeños objetos y demás fruslerías. Me gusta porque a pesar de estar desordenada transmite mucha paz, probablemente gracias al blanco y a ese torrente de luz que entra por las ventanas.
Parece sencillo, ¿no? Esta claro que la mayoría de nosotros no tenemos esos ventanales ni una estructura tan atractiva como la de esta casa pero con el color blanco de base, algo de madera, nuestras cosas y objetos personales, podemos conseguir un hogar que apetezca disfrutar.